Desobedecer es algo natural en los niños y, forma parte de su aprendizaje, así como también sus emociones. ¡Alguien tenía qué decírtelo!.
Aunque suene extraño, un niño desobediente y que protesta, es un niño sano. Con esta actitud tu peque lo que intenta es comunicarse contigo y te muestra su desacuerdo con las cosas que no son de su agrado.
Si tú niño es desobediente, NO debes invitarle a NO protestar. Cuando se evita que proteste le estamos enseñando a ser sumiso y a no mostrar lo que siente, algo que con toda seguridad afectará negativamente en su desarrollo psicológico y emocional.
¡Enfadarse es tan natural y normal como estar contento!. Lo malo del enfado es la forma de manifestarlo y, es ahí donde primero nosotros los padres y luego nuestros niños, tenemos mucho por aprender!.
El manejo de las emociones negativas como: la ira o el enfado, son claves en el desarrollo de tu hijo, y para el futuro de tu relación con él. Cuando tu niño está enfadado lo manifiesta siendo desobediente, frunciendo el ceño, apretando los puños, gritando, llorando, golpes y/o con rabietas, SI las temibles rabietas.
Cuando te sientes enfado a consecuencia de que tu niño es desobediente, lo "normal" es que lo manifiestes con gritos y algunos papis en ciertas ocasiones con golpes. Pero quiero decirte que, la consecuencia inmediata en estos casos es que tu niño, ya sea por miedo o por dolor físico, obedezca las primeras veces; pero al mismo tiempo en su interior estará aprendiendo que ,para conseguir algo que no logra por las buenas, debe enfadarse, gritar y pegar, porque con toda seguridad le obedecerán ¿Cómo qué no?, si es lo que papá y mamá me han enseñado!.
Y esto no termina aquí. En un hogar marcado por la rutina del enfado, el efecto bola de nieve será inevitable. ¿Qué quiero decir con esto?: pues que cada día las consecuencias de los enfados irán creciendo hasta que la convivencia se vuelva un hecho insoportable.
Pero entonces qué hago!, no lo regaño?. Auxilio!
La respuesta es SÍ debes llamarle la atención, pero para ello debes colocarte frente a él, a su altura, mirarle a los ojos, tocarlo con tus manos y hablarle de forma seria y directa. ¡No le des un discurso!, tienes apenas 4 segundos para captar su atención y así, poderle transmitir tu mensaje o habrás perdido todo tiempo. Debes decidir, si aplica una advertencia o una consecuencia educativa (que sustituyen a los temibles y nada efectivos castigos). Y cerrar el tema!.
En caso de que decidas imponer una consecuencia educativa , no olvides que debe tener un valor educativo. Las consecuencias educativas diarias, perderán el valor educativo y en el interior de tu hijo será asumido como parte de la rutina diaria normal. Así sería su vida: no obedezco – se enfadan – me castigan- luego todo vuelve a la normalidad.
En el próximo blog te contaré de las consecuencias educativas. No te olvides de comentar qué te ha parecido este blog y de seguir nuestras redes sociales. Hasta la próxima!.
¡Amapuches para ti y para tu peque!